Dicen que el caos es el orden perfecto y parto de ese punto cuando utilizo como base de mi pintura la oxidación caótica, de formas y colores, que se produce en elementos metálicos dejados a su suerte a la intemperie.
Es una técnica que he desarrollado durante años donde, a través de la observación de las manchas de óxido, estas “sugieren” el camino a seguir con óleos y acrílicos.